sábado, 28 de diciembre de 2013

LA VERDAD SOBRE LA REFORMA ENERGETICA EN MÉXICO

México no rechaza al capital extranjero, siempre que constituya, subordinado a la Ley y a la autoridad, una fuerza de colaboración, comprensión y ayuda recíproca y fecunda: “La Verdad sobre la Expropiación…” Gobierno de México, 1940.

promulgacion.jpgCada Presidente debe jugar el papel que le corresponde ante el momento histórico que vive y los retos que enfrenta. Lázaro Cárdenas lo hizo con grandeza en 1938 y Peña quiere hacer lo propio en 2013. Momentos diferentes pero retos vinculados con el petróleo elemento fundamental para nuestro desarrollo.

Se ha producido una batalla para apropiarse de la historia, parece dársele mayor importancia que a construir el futuro. ¿Cómo se pueden vincular ambas en sentido constructivo? El Decreto de Expropiación de los bienes de las compañías petroleras (no del petróleo) lo firma el presidente Cárdenas y Eduardo Suárez su secretario de Hacienda. Este jugó un papel fundamental en todo el proceso. Como lo relata en sus Memorias, en 1938 había 3 problemas apremiantes: organizar la nueva empresa Pemex para operar, superar el boicot internacional de las compañías para vender petróleo y negociar una indemnización justa. También, Suárez junto con Óscar Rabasa elaboró para el Gobierno un Libro Blanco, la “Verdad sobre la Expropiación…”, buena idea a emular ahora -para contrarrestar la importante campaña mediática de las compañías petroleras, particularmente la Standard Oil, y demostrar la legalidad de la actuación mexicana.

A finales de 1940, últimas semanas del gobierno de Cárdenas, ya se había avanzado en la solución de los 3 problemas urgentes mencionados, la reforma constitucional se orienta a reafirmar la propiedad de la nación sobre el subsuelo y el control de su explotación y eliminar el régimen de concesiones, fuente del mayor abuso histórico. La eliminación de la exclusividad del Estado a lo largo de la cadena productiva, responde a la gran visión de que el petróleo debe ser un elemento fundamental del proceso de industrialización que el Estado no puede impulsar solo.

En la administración del presidente Alemán este desarrollo acelerado requiere de gran financiamiento externo para el sector energético. El Gobierno americano lo condiciona a la apertura del sector a empresas americanas, cosa que el mexicano rechaza. Como solución de compromiso se aceptan los contratos riesgo, hubo solo 6. Menciono todo esto porque la historia es un buen referente. Demuestra que los presidentes actuaron con principios pero con pragmatismo ajustando los medios a los objetivos nacionales.

¿Qué es lo relevante para el momento actual?: I. Mantener los principios constitucionales. Preservar la propiedad del subsuelo para la nación y mantener la rectoría del Estado sobre las modalidades de explotación.

II. Eliminar la exclusividad en la exploración y perforación de los hidrocarburos y en la cadena industrial que incluye distribución almacenamiento, refinación y petroquímica, preservando siempre la propiedad del yacimiento pero permitiendo compartir el flujo de ingresos y su equivalente (previsiblemente la producción). Así se redactó en las leyes del Gobierno de Cárdenas y ello es válido ahora, que se busca como objetivo impulsar el crecimiento.

III. Desde entonces cambió la naturaleza de los yacimientos, ya no son los terrestres de fácil acceso de la Faja de Oro, ni aun los de aguas someras de Cantarel ahora se trata de hidrocarburos no convencionales (en aguas profundas y “shale gas”) de alto costo, compleja tecnología y alto riesgo. Ninguna empresa en su sano juicio haría la inversión individualmente. Todos los estados abren su sector energético, sólo Mexico se mantiene cerrado y sus recursos inexplotados.

IV. La visión utópica es que pemex apoyado en los recursos de la reforma fiscal puede hacerlo todo. Pero no cuadra la aritmética. Cada pozo en aguas profundas cuesta 300 millones de dólares, 10 equivalen a todo el Presupuesto de la Unam. ¡EU perforó 137 en 2012! También sería absurdo que todos los recursos de la reforma se canalizaran a Pemex. No queda nada para educación, infraestructura, salud universal.

Hay que tener claro que el objetivo es maximizar la producción y la renta petrolera para generar recursos y beneficiar a nuestra población. Mantener un recurso estéril, por un nacionalismo trasnochado, y porque no tenemos los recursos suficientes, es lo que atenta contra los verdaderos intereses nacionales. Como ocurrió en 1940 contra la Standard Oil, hay que decir “la verdad sobre la Reforma Energética.”

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